La UNSa y un ambicioso proyecto para aprovechar la energía solar. Un
grupo de investigadores de la UNSa instalará este año en San Carlos 400
metros cuadrados de espejos que apuntarán hacia un caño con agua:
calculan que el vapor así producido podría generar la energía suficiente
para 120 casas. Es el objetivo más ambicioso de un proyecto por el que
en más de veinte poblaciones de la Puna, los bollos ya se cocinan en
hornos solares.
Calentadores de aire, calefones, y destiladores de agua son otros de
los aparatos que construyen los técnicos a un costado de la Universidad.
El festival de la artesanía, el camping municipal, y sus viejas casas
de adobe ya no serán las únicas referencias de la localidad de San
Carlos, a pocos kilómetros de Cafayate. Este año “el concentrador lineal
Fresnel” hará también conocido al pueblo, al menos entre quienes en
Sudamérica investigan energías alternativas..
Cuando termine su instalación, los rayos solares que caen sobre el
Valle Calchaquí no sólo harán crecer las uvas, secarán los pimientos y
broncearán la piel de los turistas. Concentrados por unos espejos
móviles puestos en fila, convertirán el agua en vapor en cantidades
suficientes para mover una turbina.
Viejo proyecto de los profesionales de Instituto de Investigación en
Energías no Convencionales (INENCO), una muestra más pequeña del
concentrador lineal es utilizado para ajustar detalles del proyecto y
para promocionarlo entre los salteños todos los martes a la mañana.
“Algo que habrá que ajustar en San Carlos, por ejemplo, es el
movimiento que le dará un motor a los espejos, para acompañar el
movimiento del sol”, señala el ingeniero Fernando Tilca, uno de los
investigadores del INENCO que lleva adelante el proyecto.
El aparato ahora instalado en la UNSa genera vapor a 130 grados de
calor, pero el de San Carlos lo producirá a 300 grados, lo suficiente
para que una turbina genera 60 kw de electricidad.
Por el momento, el proyecto no incluye la instalación de la turbina,
pero si la hubiera abastecería de electricidad a un barrio de 120
viviendas durante el día y la noche: el aparato incluye una compleja
estructura de hormigón que almacenará el calor y generará por las noches
el vapor en los caños que la atraviesan.
Claro que los investigadores piensan que es totalmente factible y
atractiva la idea de que en el futuro los concentradores lineales
Fresnel generen energía eléctrica a gran escala en la Argentina. “Una
cuadrado de 12 por 12 kilómetros de lado -144 kilómetros cuadrados-
podría generar a partir de la radiación solar toda la energía eléctrica
que necesita la Argentina”, se entusiasma Tilca.
Dos concentradores en España, otro en Estados Unidos, son los
antecedentes que se conocen. En el hemisferio Sur, haría punta el
experimental que se proyecta para San Carlos y que terminaría con la
idea de que los rayos solares sólo pueden ser aprovechados para la
generación de energía a escala doméstica.
Sin embargo, en los talleres del INENCO también se trabaja para
extender la idea de que a escala doméstica, la energía solar puede tener
muchos más usos que el de alimentar una batería para prender foquitos
de luz en las noches del chaco o la puna salteña.
Ahora, las cocinas solares son uno de los productos que más tienen
salida de los talleres. Una pantalla de forma parabólica que recuerda a
las de comunicaciones concentra toda la energía solar en una olla que se
instala en su centro. Un dispositivo manual le permite al cocinero
mover la pantalla en dirección al sol. Veinte kilos de guiso de fideos
pueden cocinarse allí en dos horas y media, en verano o invierno. Un
pequeño horno, que reemplaza a la olla en el centro de la parabólica,
puede calentarse para bollos.
La cocina solar tiene una versión económica. Un tacho de 200 litros,
aislado térmicamente con cinco centímetros de lana de vidrio, aislado en
la superficie por un doble vidrio que hace de tapa. Unos espejos
adosados acumulan calor para dorar el pan.
Tolar Grande, San Isidro, Iruya, Alfarcito y Santa Rosa de los Pastos
Grandes son algunos de los pueblos en los que ya se cocina con los
rayos solares y que ya no dependen sólo de la leña o el gas envasado.